jueves, 23 de diciembre de 2010

Jefe vs. Lider


10 Diferencias entre un Jefe y un Líder.
1- En un grupo, el jefe inspira temor y el líder genera confianza.

2- El jefe dice YO, El líder dice: Nosotros.

3- El jefe sabe por qué debe hacerse una tarea. El líder muestra cómo se debe forjar una carrera.

4- El jefe se basa en la autoridad. El líder se basa en la cooperación.

5- El jefe dirige. El líder guía.

6- El jefe echa culpas. El líder soluciona los problemas y arregla los errores.

7- El jefe ordena por sobre el problemático 10% de la fuera laboral. El líder trabaja codo a codo con el 90% que coopera.

8- El jefe suele hacer que crezca el resentimiento. El líder promueve que crezca el entusiasmo.

9- El jefe hace que el trabajo sea monótono. El líder hace que sea interesante.

10- El jefe ve los problemas y los desastres que pueden destruir a la empresa. El líder ve los problemas como oportunidades para que el equipo de trabajo los supere y los convierta en ocasiones para crecer.

¿Es usted jefe o líder?

Recuerde la diferencia que existe entre un jefe y un líder: El jefe dice: ¡Vayan!, y el líder dice: ¡Vayamos!



"Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés, y dijo:
-Subamos a conquistar esa tierra. Estoy seguro de que podremos hacerlo."
Números 13:30

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Visión


Cada ser humano nace único y trae en su interior signos de esta identidad individual. Las huellas digitales son las marcas más evidentes que conocemos de esta característica personal. El nombre dado por nuestros padres, aunque sea igual al de otras personas, también nos identifica individualmente. Pero, hay otro signo que es parte integral de la característica personal y que, a pesar de que aparece más tarde, es intransferible y ya nace con cada uno de nosotros: el talento.
Dios le da talentos a todos y le cabe a cada uno identificar el suyo, desarrollarlo y utilizarlo. Muchas personas cometen el error de no tener en cuenta su talento en el momento de elegir la profesión que pretenden seguir para el resto de la vida. Parece obvio que se debe elegir hacer algo que sea de su agrado o para lo cual se tenga afinidad, pero, infelizmente, una buena parte de las personas ha considerado otros valores a la hora de elegir que camino sembrar.
Compensación financiera y ascenso social han sido el objetivo de muchos jóvenes cuando eligen la carrera a seguir, pero ellos se olvidan, o no toman en cuenta, que estos factores son apenas resultado de un trabajo realizado con calidad, y es posible hacer bien algo para lo que tenemos aptitud. Dinero y éxito son consecuencias, y no causas. La causa es el talento.
El talentoso tiene al amor como combustible de sus realizaciones. Su placer es esmerarse en la calidad de lo que hace; la realización personal del resultado alcanzado lo completa. La compensación financiera es apenas una consecuencia.
El noticiero está repleto de casos de errores médicos que destruyen vidas; fallas de ingeniería que comprometen construcciones grandiosas; acciones de abogados que promueven la injusticia, y una infinidad de otros ejemplos de tragedias protagonizadas por personas que eligieron una profesión mirando el lucro que podían tener, pero sin el menor talento para ejercerlas.
Los que sofocan un talento, rechazan un don de Dios. Aunque logren el tan deseo éxito financiero, invariablemente adquieren una frustración permanente. Son personas de bolsillos llenos y almas insatisfechas. Muchos se acomodan en esta condición, hasta porque la sociedad nos enseña la gran mentira de que el trabajo no puede ser sinónimo de placer, y que hacer lo que no nos gusta es el precio que se paga para conquistar algo en la vida.
La oración de quien conoce el talento que tiene, no debe ser con el sentido de preguntar si eso es la voluntad de Dios para su vida. Dios no nos daría una aptitud si no quisiera que la usáramos. Lo que debemos pedir es que el Espíritu Santo nos guíe para usar nuestros talentos de forma que Dios sea glorificado en esta acción. Si alguien no tiene claro para sí cuál es el talento que Dios le dio, debe buscar eso en oración, haciendo una sociedad con el Señor, que nos da el discernimiento para descubrir el don de cada uno. El talento usado sin la dirección del Espíritu Santo también puede llevarnos a la ruina espiritual y material.
Por ser una dádiva Divina, el talento es algo con lo que tenemos que lidiar en la esfera espiritual. Teniendo eso como meta, estaremos buscando el Reino de Dios en primer lugar, y todo lo demás vendrá por añadidura (Lucas 12:31).

martes, 21 de diciembre de 2010

Los imposibles de la vida son posibles para Dios, por eso, Él es el Dios de los Imposibles

En el caso del pueblo de Israel en Egipto, era imposible que salieran porque en su condición de esclavos ellos gemían bajo la servidumbre del Faraón, sin experiencia en guerra, físicamente hablando, debilitados porque comían comida de esclavos; aunque eran muchos, eran débiles. Los hombres no tenían derecho a nacer porque el Faraón mandaba a matar a todos los recién nacidos hombres. Estaban cercados por todo el ejército del Faraón, era imposible salir de Egipto con tantas mujeres y niños débiles. Como si eso no fuera suficiente, entre Egipto y la tierra de Canaán un desierto inmenso con escorpiones, serpientes, sin agua ni comida. ¿Cómo alimentar y dar de beber a tanta gente?
El mar Rojo como berrera, el Río Jordán también como barrera y los enemigos fuertemente armados, furiosos y preparados, la muerte era inminente, era imposible salir de Egipto.
Pero el DIOS DE LOS IMPOSIBLES recordó a Su pueblo y descendió en la cima de SINAI, prometiendo a Moisés que haría algo imposible: sacaría al pueblo de Egipto. La condición era que ese pueblo Lo sirviera en el Sinaí con toda su fuerza. Eso sería la puerta que conduciría a una nueva vida. Y así sucedió, la promesa de Dios se cumplió. El poder del Faraón, el poder de la sequía en el desierto, el poder del hambre en el desierto y el poder de los enemigos armados en el desierto se curvaron ante la fe de Moisés; el mar Rojo y el río Jordán tuvieron que someterse a la fe de Moisés, puesta en práctica en la Palabra de Dios. De pobres, salieron con grandes riquezas.
El espíritu que actuaba en el Faraón, actúa en la actualidad con el mismo poder de destrucción, esclavizando a las personas con hambre, enfermedades incurables, soledad, miseria, hogares destruidos, hijos drogadictos, empresarios fracasados y, a los ojos humanos, viviendo como los hebreos vivían en el pasado, es imposible la liberación del Egipto del siglo XXI.
El Dios que hizo la promesa en el monte Sinaí ha oído los gemidos de las personas y esta promesa no caducó, está viva y Él, como usó a Moisés, dándole un cayado que simboliza la fe, nos dio Su Espíritu y esa fe. Por eso nosotros, en la Iglesia Universal del Reino de Dios, iremos al monte Sinaí, llevando la vida representada en un cabello, para que Dios pueda realizar lo imposible, dando una nueva vida a los que creen, y esta creencia es vista cuando se pone toda la fuerza en el altar a través del sacrificio.
El Dios de los Imposibles espera en el Sinaí, “Ciertamente el Señor habitará en él para siempre.” (Salmos 68:16).